¿Hasta donde llenar una copa de vino? Siempre que estamos en una comida o cena, parece de buena educación ser el que sirve el vino a los distintos invitados, pero muchas veces nos surge la duda de si hemos llenado la copa de más o si por el contrario hemos sido muy tacaños en el servicio.
Nunca conseguiremos contentar a todo el mundo
Antes de explicar cuál es el volumen idóneo que debemos servir, es bueno aclarar, que nunca llueve a gusto de todos, y aunque sirvamos la copa en la medida perfecta, alguno de nuestros amigos se quejará de la gran cantidad que hay en su copa, o más generalmente, de la poca cantidad que se ha servido.
Para entrar en faena, primero debemos saber qué le sucede al vino dentro de la botella. La botella es un recipiente de mantenimiento del vino, donde se guarda aislado del oxígeno que hace que el producto se oxide. Por tanto, el vino se encuentra en un ambiente de reducción que hace que se prolongue su vida y en general el estado óptimo para su consumo.
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Al abrir una botella comienza el proceso de oxidación
Así, cuando abrimos una botella, empieza a producirse un maravilloso proceso de oxidación, donde los vinos empiezan a realizar su particular actuación solo para los sentidos de los afortunados que van a degustarlo.
El vino está formado por agua, alcohol, glicerina, azúcar y cientos de sustancias volátiles. Al abrir la botella ya empiezan estas sustancias volátiles a salir al mundo y es en la copa donde realizan esa danza que de manera mágica se interpreta principalmente en nuestra nariz y en nuestra boca, intentando sorprender a nuestros sentidos, del gusto, el olfato, e incluso a nuestra vista.
Sirviendo el vino, estamos preparando el escenario
Sabiendo que al servir el vino lo que estamos haciendo es preparar el escenario para que éste se luzca, debemos pensar en el servicio como en un teatro.
Si como espectadores fuéramos a una representación musical y nos encontramos el escenario completamente lleno de músicos, sin espacio apenas para colocar sus instrumentos, nuestra impresión a primera vista sería negativa, y además nos costaría mucho percibir que instrumentos están en cada momento sonando.
Con esto queda claro que llenar la copa hasta el máximo de su capacidad o incluso más de la mitad de la misma, dará la impresión de que en vez de beber una bebida con matices y muchas sensaciones, estamos ante un simple liquido para beber de manera desordenada y sin disfrutar.
Volviendo a nuestra visita al teatro, nos encontramos con un solo violinista dentro de un gran recinto, esto, nos haría centrar al principio todos nuestros sentidos en ver hasta el más mínimo detalle del valiente músico, pero es posible que al cabo de un rato nos cansemos de los silencios y paradas del músico para ir preparando cada tema y descansando por lo arduo de su tarea.
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12 meses de crianza de vainilla, coco y torrefactos y combinarlas en perfecta armonía con las de frutas rojas maduras con toque de regaliz. Asombroso, el perfecto equilibrio de Rioja.
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Entonces, ¿hasta dónde debemos llenar la copa?
Por tanto llenar la copa con una pequeña cantidad, la justa para dar dos sorbos, nos permite encontrar matices del vino, centrarnos en los aromas que desprende debido a las sustancia volátiles que lo forman. Esto nos hace intuir que una cantidad de un sexto, más o menos, del volumen de la copa es la cantidad adecuada para catar un vino.
Así puedes mover el vino en la copa
Moviendo el líquido en la copa sin riesgo de derrame, y por supuesto haciendo que el vino tenga el mayor contacto con el oxígeno y el movimiento haga que esas sustancias rompan sus enlaces para que, cuando introduzcamos la nariz en la copa, podamos descubrir aromas como el melocotón, la vainilla, la cereza o la roca mojada, que no son más que sensaciones que aportan las sustancias que lo forman.
Pero estaríamos constantemente llenando la copa
Pero si durante toda la comida estuviésemos llenando hasta aquí las copas, el que sirve pasará la velada sirviendo sin parar y los invitados, un poco cansados de esa persona que siempre esta delante sirviendo vino.
Ahora imaginemos nuestro teatro con una banda formada por varios instrumentos y una voz maravillosa que nos permite disfrutar de todos sus matices y durante toda la función nos deleitan con distintas canciones, y como todo buen concierto va creciendo en intensidad hasta transformarse en una obra maestra.
Producción limitada a 2500 litros anuales.
Este Albariño 100% de la D.O. Rías Baixas procede de las cepas más viejas de la bodega con más de medio siglo de antigüedad. Se realiza una selección de uva de tres parcelas. Tiene una larga crianza en cubas de acero inoxidable.
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Busquemos un término medio
Y es aquí donde si servimos el vino en la cantidad adecuada podremos disfrutar de todas las virtudes del mismo. Así seria la medida perfecta, de aproximadamente un cuarto de la capacidad de la copa, y siempre, hablando de copas de unos tamaños medios o grandes, de capacidades de unos 400 cc.
El servicio perfecto
El servicio perfecto sería servir al principio, un sexto de la capacidad de la copa para disfrutar de la cata del vino, encontrar matices y preparar nuestros sentidos para disfrutar de una agradable botella.
Tras servir esa cantidad deberíamos llegar hasta más o menos, un cuarto de la capacidad de la copa, para que al ir bebiendo descubramos diferentes sensaciones debido al proceso de oxidación, que será mas evidente a medida que vamos consumiendo el vino, y que será una cantidad adecuada para servir vino de vez en cuando sin aburrir a los atendidos o al que atiende.
Y tras el servicio o el perfecto escenario ya preparado, solo queda relajarse y disfrutar de una obra de arte como es el vino. Y recuerda que todos los éxitos de la cartelera vinícola están en catatu.es y están esperando para que disfrutes del concierto de sensaciones que nos aportarán.