Para resolver la duda que planteamos de si el sabor del vino es distinto en función de la copa en la que se beba, debemos partir de la siguiente reflexión:
El vino es un ente vivo, que evoluciona con el tiempo para bien o para mal, en función de su método de elaboración.
Los enólogos se centran en crear vinos para su consumo a corto o largo plazo, buscando las variedades de uva más adecuadas, las maceraciones de las pieles con el mosto, temperaturas de fermentación, métodos de filtrado y estabilización, etc.
Pero al final de la ecuación está siempre el consumidor, que debe elegir bien las variables de conservación y servicio del vino para poder disfrutar de la idea con la que nació ese vino en la cabeza del enólogo.
La selección de la copa de vino, una de las funciones del Sumiller
Antes de seguir debemos hacer hincapié en la función del sumiller que es el que se encarga de mantener el vino, servirlo a la temperatura adecuada, seleccionar los platos que mejor maridan y de seleccionar la copa más adecuada para cada vino.
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Cómo acertar con la copa en casa
Pero, ¿cómo conseguimos afinar la elección de las variables en casa, sin un sumiller o profesional que nos aconseje?
Quizás con sentido común y probando mucho vino.
Pero vamos a solucionar al menos una duda acerca de las copas y de cómo afecta en el sabor y aroma de los vinos.
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El diseño de la copa de vino
La copa esta diseñada para que el fondo de la misma sea más ancho que la boca (donde introducimos la nariz), por lo que se intenta que los aromas de la copa se concentren en la nariz.
El vino se compone principalmente de:
- agua,
- alcohol,
- glicerina
- y cientos de sustancias volátiles.
Fase Olvativa
Cuando movemos el líquido en la copa, hacemos que se rompan enlaces químicos de las partículas y las sustancias volátiles del fondo de la copa se desprendan, saliendo al exterior. Como la boca de la copa es más estrecha, se concentran y al meter la nariz, los aromas son más potentes y podemos percibir mejor los diferentes matices del vino.
Fase Gustativa
Pero al sabor del vino, no está tan claro que le afecte la copa, porque los sabores son tradicionalmente cuatro:
- dulce,
- salado,
- amargo
- y ácido.
Ahora tenemos el quinto sabor que es el Umami (del cual hablaremos profundamente en breve).
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La gente confunde el sabor a fresa con el aroma a fresa, porque como os hemos contado. Sólo hay cinco sabores y la copa no afecta de manera determinante en el sabor.
Por tanto, las copas sí afectan de manera decisiva al aroma del vino, por ejemplo el famoso catavinos, esa copa pequeña que se suele usar para los vinos finos y olorosos, se suele llamar el “saca-defectos”, porque al ser pequeña y alargada se marcan los aromas más fuertemente y por tanto, también los defectos.
Las copas de vinos tinto con más crianza suelen ser grandes para favorecer la oxidación del vino y su evolución en la copa.
Para vinos jóvenes y blancos suelen ser más pequeñas y alargadas para concentrar más los aromas y mantener el vino son su matices.
Pero siempre recomendamos el uso de copas grandes, que permiten la aireación del vino y así su mayor disfrute.
No obstante, debemos tener claro que la elección de la copa se mejora probando distintos vinos y formatos de copas, y para ello debemos elegir vinos distintos y diferentes.
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