Seguimos con nuestras recetas más literarias y sabrosas de la mano del gran Chef Miguel López Castanier.
Hoy de una maravillosa carta de amor, podemos entresacar la receta para la crema de puerros perfecta y para que este plato tan romántico sea perfecta nada mejor que un vino de una bodega familiar, que cuida cada detalle y que nos permite disfrutar de todos los matices de la crema a la vez que mejorarlos.
Receta de la Crema de Puerros Ideal.
Ingredientes
- Crema de Puerros
- 1 cebolla gorda.
- 2 puerros.
- 2 patatas.
- 3 dientes de ajo.
- 1 litro de caldo de pollo.
- 1 decilitro de nata
- 1 toque de nuez moscada.
- Una cucharada de aceite de oliva.
- Sal y pimienta.
Guarnición,
- 50 gr de panceta, o beicon, a escoger.
- 30 gr pan de ayer. Ayer del suyo, no de mi fecha.
- O solo unos mejillones escabechados.
Carta de amor y receta de crema de puerros.
Camasobres. 4/4/2019
Llevo tanto meses y días queriendo escribirte, pero no se me ocurre nada últimamente, salvo decirte que te quiero.
Miguel
PD.
Esta mañana hacía un frío que pelaba. Había nevado toda la noche, y ya en sueños estaba pensando en un largo abrazo ensortijado.
Pero al saltar a la calle vi que las pruebas de que anoche había vuelto a casa, estaban desaparecidas. En su lugar, me encontré las huellas de un gato, por más señas marrón, negruzco de vientre blanco, buen cazador, que no sabía si iba a la leña y volvía, u otro felino le acompañaba.
La nieve, tras la helada nocturna crujía. Y fui a dar una vuelta, como un colegial, y pensaba en contártelo, o mejor, que estuvieses conmigo para darnos besos calientes, que rehagan la mirada .
Fue tonto. Lo sé. Mucho. Sobretodo por que fui corriendo a hacer café, e hice dos, uno para ti. Solo, más bien corto. Y sabrosamente ácido. Para entrelazar nuestros dedos, otra vez. Y otra.
Y entré en la cocina, a preparar una cuchara que calmase el frescor, que parecía agarrarse a los huesos..Y lloré pelando y picando cebollas. Sonreí con los puerros, por que a punto estaba de hacerlo pochaditos. Y los corté con resignación traicionera, ya que dos terminaron horneándose. Y chasqué una patatas peladas. Y tres dientes de ajo pelados y picados.
Y en puchero comencé a pensar en el vino que habría que tomar. Así que lo consulté en catatu.es, de Javichu.
Gran criterio, sobre todo cuando quieres escoger bueno sin romperte la cabeza. Era un vino blanco monovarietal de Muscat de Bodegas Coloma. Y lo tenía en casa. Jo.
A veces la suerte es engañosa. Tú lejos. Y el vino en la alacena.
Muscat de Bodegas Coloma, magia en cada botella.
Fresco y con una muy buena acidez es uno de los pocos vinos que maridan a la perfección con alimentos complejos como los espárragos, las alcachofas y los ajetes. Perfecto para la llegada del buen tiempo.
Repito, y en puchero, comencé por el orden correcto. Pensar en ti, y dejar que mis ojos sonrían por mi.
Preparación.
El aceite con el ajo y al fuego. Moderado, o andante. En cuanto cambie el ajo de color, agregamos cebolla y puerro.
No sé si lo dije que le dejo bastante verde al puerro, por que su sabor así un poco picante, me recuerda los paseos por algún monte contigo.
Por cierto, te enviaré foto del pico de enfrente. Pintado de copos desde la cima. Y abriendo el vino blanco de Extremadura, recordé, por su olor, el día que te hice un placage suave y temeroso, en la Dehesa de la Villa. Allá al principio de nuestros paseos. De esos besos quejados. Jajaja . Y le dí un trago.
Ya las verduras pochaditas, ya casi cogiendo color, agregue la patata, como con prisa de que llegues, ya.
Removí y lo cubrí de un caldo de pollo que ayer me había dejado para un arroz. Subí ligeramente el fuego, para darme tiempo de ir a la ventana, o mejor a la puerta a pisar esa nieve, que unos rayos de sol querían empezar a aguar. Como se aguan mis ojos algunos días por la lejanía.
Volví a recoger la copa, y su aroma ya se mezclaba con los olores del fogón y me hacían salivar.
Así que saqué los puerros del horno, y a modo de aperitivo, que no guarnición aliñé con unos pocos mejillones en escabeche. Y casi me puse a hablar contigo, mientras veía desaparecer el platillo. Otro platillo que te encanta. Te quiero.
Corté en finos tacos la panceta y el pan. En una sartén puse a socarrarse la panceta, a fuego suave, y solo al dorar, añadimos el pan hasta que haga picatostes. Hum.
30 minutos después la patata tuvo a bien estar cocida. Y yo, vigilándola, agregué un poco de agua, por que no se secara, y la nata. Puse a punto de sal, nuez y pimienta, y lo pasé por un pasapurés, mientras recordaba un paseo por el canal de una ciudad. Y tu sonrisa fundiendo mi cerebro.
Y los aromas de puchero y vino , remedando un cansino sonreír. Triste.