Vinos con Arte y Duende para la Feria de Abril

Alegría. Mírala cara a cara, que es la primera. Que es la primera… Hasta ahí todo bien. Al alcance de todos. De primero de Feria, pero luego la cosa se complica. Sí, porque solo el auténtico profesional de la Feria conoce el verdadero significado de palabras como farolillo, alumbrao, trastienda o Real. Bueno, hasta ahí puede llegar también cualquiera que haya prestado un poco de atención.

Sin embargo, el que no falta ningún año a la cita con el mes de abril, aunque lo más normal sea que se celebre en mayo, sabe que tiene 15 calles, 46 manzanas y 1.042 casetas. Además, no le falta plano para llegar a la calle del infierno con sus cacharritos. Se las ha paseao todas sobre el albero y así se le han quedado los zapatos. Tampoco confunde los enganches con calesas y a los espejos los llama por su nombre: cornucopias.

Entre fino, manzanilla, y otros vinos muy flamencos

Eso sí, siempre con el catavinos al cuello. La forma más práctica de llevar el vaso encima. Y es que en la Feria es más fácil lo del buen comer y el mejor beber que conocer todas las partes y complementos del traje de flamenca. De gitana, más bien, que no es lo mismo. Volantes, lunares, carruchas, castañuelas o palillos, canasteros, abanicos, horquillas, flores y ramilletes, mantones, faltriqueras, peinecillos o peinetas, … y eso es solo el principio. No, no es tan sencillo como parece. Pues a la hora de la comida tampoco. Lo más complicado es elegir el menú, salvo la primera noche de Feria. Esa toca pescaíto frito. Lo mejor es un variado con sus boquerones, chocos chopitos, puntillitas, pijotas, cazón, … y los sirven en cartuchos. Sin duda, lo de la fritura también es todo un Arte en Andalucía. Tanto como el de sus vinos.

Maridar la Feria de Abril con mucho Arte

Finos, manzanillas, olorosos y generosos, pero también blancos y rosados. ¡Andalucía en la copa o más bien en el catavinos! Ese que hay que llevar siempre colgado. Eso sí, todos bien fresquitos para cuando se empiece a escuchar lo de ¡qué caló ase miarma!.

Rebujito para ir entrando en calor y abriendo boca

Frescor para las noches sevillanas que allí de calor saben un rato. Pues en el Sur no hay Feria ni Romería en el que no lo alivien a rebujitos. De la de Sevilla a la del Puerto de Santa María, ¡el mojito de Andalucía! Y también la mejor bebida veraniega de todos los tiempos para el New York Times. Razones no le faltan. Tampoco gracia o estilo. De lo más flamenco, por supuesto. Manzanilla de Sanlúcar o Fino de Jerez, a tope de hielo picado, refresco de lima limón al gusto y un toque de hierbabuena. Carácter y personalidad. Delicioso y muy refrescante. Tanto que, se prepare como se prepare, lo único cierto es que desde que se sirve en la jarra hasta que se acaba apenas pasan unos segundos. Así no hay ninguna duda, Sevilla tiene un color muy especial.

Entre ibéricos y langostinos de Sanlúcar como la Manzanilla

Y lo mismo con las gambitas de Huelva, porque no solo de vino se vive en la Feria. También hay que comer y esa parte es casi tan buena como la del baile. De tapas, raciones y compartidas que siempre saben mejor así. Lo propio es empezar con las de aceitunas o almendras fritas para enseguida pasar a cosas más importantes. El jamón ibérico es el punto fuerte. No hay caseta sin al menos un cortador y nunca da abasto. Imposible seguir el ritmo de los platos que salen de la barra siempre con sus piquitos.

Algo que también pasa con los quesos y los mariscos bien frescos de las costas más cercanas. Si, las de Cádiz y las estrellas del mar son las gambas de Huelva y el langostino de Sanlúcar de Barrameda. Por cierto, todos maridan a la perfección con Manzanilla que realza este toque salino tan a medio camino entre el Atlántico y el Mediterráneo. Pues luego ya hay un nivel superior. Los montaditos que los combinan con alioli y eso son ya palabras mayores.

De cuchara y otros guisos de la Feria de Abril para chuparse los dedos

Y es que la principal diferencia entre la Manzanilla y el Fino es el lugar de elaboración. Mismas variedades de uva y crianza biológica, igual sistema de soleras y criaderas, pero diferentes climas y condiciones. El de, precisamente, Sanlúcar de Barrameda más próximo al mar y el de Jerez de la Frontera, algo más en el interior. Hay diferencias y se notan. Tanto como a la hora de comer en la Feria. Lo normal es hacerlo con las manos y con pan. Más bien picar y tapear, pero también hay platos de cuchara y según en qué momentos sientan fenomenal.

Hay que reponer fuerzas después de tanto cante, baile y alegría. El caldito de puchero con su hierbabuena, los potajes y cocidos andaluces y las cazuelitas con guisos del día: rabo de toro, carrillada ibérica, arroz con carne, garbanzos con espinacas y también con bacalao. No falta de nada en la despensa ni tampoco en la bodega.

Por haber hay un vino para cada palo del flamenco que no es ninguna tontería. Garnacha y Tempranillo de Extremadura para la Alegría, Verdejo de Rueda por Bulerías, Ribera del Duero enérgico y vibrante para el Fandango, y Rioja de máxima expresión por Soleá. Arte y mucho duende de Bodegas Orán para la Feria de Abril.