No hay maridaje imposible y menos cuando se habla de vino y sopas frías. Todos los que crean que el zumo de tomate es una versión light del salmorejo han llegado al lugar adecuado. Lo es. Sí, es una veraniega sopa y, también un zumo como el de piña, manzana o mango. Fruta para algunos y verdura u hortaliza, al fin y al cabo, para la mayoría.
El más difícil todavía está a punto de conseguirse. Maridar dos bebidas sin hacer un combinado.
Efectivamente, una sopa para ser considerada como tal debe llevar, al menos, un tipo de verdura sino sería zumo. Calabaza, calabacín, pimiento, puerros, cebolla y, sobre todo, tomate son fundamentales. Un auténtico lío con el tomate, pero lo saben en todo el mundo: sin ellas serían solo jugo de frutas.
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Maridajes de sopas frías
Pues no hay mejor forma de recorrer el planeta que a través de los aromas, sabores, colores y texturas de sus alimentos y vinos. Si algo tienen en común es la capacidad de trasladar a través de sensaciones hasta el lugar donde se producen.
Con sopas frías y vinos frescos es la forma más refrescante de hacerlo. Desde la Tarator con yogur, pepino y eneldo de Bulgaria, hasta la crema fría de calabaza y naranja de Marruecos. Sin olvidar, por supuesto al rey del verano: el gazpacho andaluz.
Todas deliciosas, sanas y tan frescas como naturales. Pues maridarlas es más sencillo que prepararlas. Mucho más. Verdejo de Rueda, rosado de Cigales, blancos de Sauvignon Blanc o Moscatel y, también cavas y espumosos. Eso sí, bien frío, por favor.
Cantaloupe y el exotismo del Verdejo
Un viaje a través de los sentidos directos a la India y al corazón de África. Allí, es donde se elabora una de las sopas frías más exóticas y apetecibles. La que tiene al melón de Cantaloupe como gran protagonista. De color calabaza, es de lo más dulce, refrescante y se funde de una forma especial con yogur griego, limón y menta.
Delicioso, aromático, cremoso y tan único como los ingredientes con los que se elabora. Conseguirlos es más difícil, se suelen agotar enseguida. Así, que mejor convertir otra de las recetas clásicas del verano en sopa fría. Sí, el melón con jamón que se toma con cuchara y se marida con un Verdejo de Rueda con todos sus matices de frutas tropicales. Complemento perfecto. Sencillo, solo hay que añadir nata, sal y pimienta a la receta.
100% Verdejo de Rueda perfecto para disfrutar.
Verdeal, frutas de hueso y cítricos. De paladar largo y untuoso, muy glicérico. Un vino para disfrutar de un Verdejo de la máxima calidad.
PRECIO POR
BOTELLA:
10.50€
Borsch, más color que un rosado de Cigales
Y la más curiosa de todas quizá sea la Borsch de Rusia, Polonia o Lituania. Sorprendente no solo por su intensa tonalidad entre rosa y morada sino también porque la tomen fría. Si, por si alguien lo dudaba también hay verano en el Norte de Europa. A su manera, eso sí. Tanto que la duda es si la enfrían en la nevera o si mejor la dejan fuera, del tiempo. Fuera de bromas, es su día favorito del año. Además, cuánto más al Sur, menor es la proporción de remolacha para hacerla aún más refrescante. Junto a ella, pepino, eneldo, patatas, Kéfir y un chorrito de leche agria para decorar. El resto es ya solo sentarse a disfrutar de su explosión tanto de color como de sabor. Pues para maridarla nada mejor que seguir en la misma línea cromática con un rosado de Cigales.
Valvinoso, Cigales. Rosado de cine
Atractivo, fresco, aromático con la fruta fresca muy presente, refrescante y como con las mejores películas de Hollywood, con un final sorprendente.
PRECIO POR
BOTELLA:
6.55€
Vichyssoise, tan clásica como el Chardonnay
Experimentos con gaseosa, pero eso ya casi es un tinto de verano. Así que mejor a otra cosa. Los clásicos nunca fallan y el salmorejo lo es tanto a la cocina española como la vichissoise a la francesa. Puerro, cebolla, patata, leche, nata y mantequilla. Ahí ya el primer error, no es sopa fría sino crema. Eso sí, no hay que olvidar nunca los picatostes. Sería imperdonable. Sin duda, la mejor parte. Tampoco tiene nada que ver con las famosas aguas de Vichy pues su origen se encuentra al otro lado del Atlántico. Además, del mismo modo que se puede hacer un gazpacho de fresa o de cereza, esta receta admite desde calabacín hasta manzana. ¡Puerros fuera! Así que lo único cierto es que es tan deliciosa como la uva blanca francesa más tradicional, Chardonnay.
Gazpacho y salmorejo, refrescantes como un Fino
Y por fin llega el auténtico rey del verano, la reina de las sopas frías, el gazpacho andaluz. Tan popular y tan internacional como la paella. No puede faltar en ningún menú del día ni en los platos de ninguna casa. De lo más natural y tradicional: aceite de oliva, vinagre y hortalizas crudas como tomates, pepinos, pimientos, cebollas y ajo. Luego ya se pueden encontrar variantes con fresa, cerezas y hasta sandía, pero eso es ya otra cosa. Eso sí, las frutas que sean rojas. También hay que reconocer que no todo el mundo el pepino le cae bien. Pues para todos ellos, salmorejo cordobés. Más sencillo, pero igual de refrescante: tomate, ajo, vinagre, aceite de oliva y miga de pan. Pero igual que no puede ser un pan cualquiera, debe ser de telera, lo mismo pasa con el vino. Mejor si es un fino.
Vino fino superior de Montilla.
Vino elegante y seco paso por boca, su punzante nariz, y una boca redonda, estructurada y seca.
PRECIO POR
BOTELLA:
6.10€
Ajoblanco y Moscatel, frescor sobre el mantel
Y si se sigue por Andalucía, tampoco hay que dejar de lado al Ajoblanco malagueño, que en realidad de ajo no tiene nada de nada. De origen humilde, al precio que están las almendras, es ya casi una autentica delicatessen gourmet. Molidas y a las que se añade aceite de oliva, agua, sal y vinagre. Pues eso, ni rastro del ajo. Con lo que si suele tomarse es con uvas, trocitos de melón o patata cocida. Sencillamente deliciosa y llena de dulces sensaciones como el Moscatel de Silvano García con el que marida a la perfección. Nada más refrescante que los maridajes de sopas frías y aún quedan muchos más vinos para disfrutarlas: Hiyajiru (Japón), Bisara de menta y guisantes (Marruecos), sopa fría de aguacate (México), Tzatziki (Grecia) y Tarator (Bulgaria)
Aterciopelado y profundo. Diferente y, por supuesto, dulce a través de los aromas de vainilla, coco, chocolate, café, higos, regaliz y un sinfín de suaves y delicados matices.
PRECIO POR
BOTELLA:
7.70€