No hay mejor forma de aprender de vinos. Probar muchos. Cuántos más mejor. Diferentes, de lejanos lugares y, por supuesto, de los más próximos. Tintos, pero también blancos y rosados. Incluso naranjas o azules que haberlos haylos y no son solo cosas de brujas. Todo lo contrario, el vino y literatura están tan unidos que hasta en el libro más leído de todos los tiempos aparecen casi mil referencias a esta bebida que desata pasiones. Sí, en La Biblia y también en la Odisea o la Iliada de Homero que también tiene su tiempo. Por eso, tampoco hace falta empezar por Las uvas de la ira de Steinbeck que algo tiene de vinos, pero sobre todo muchas páginas.