Quien diga que lo de las ensaladas y el vino es un maridaje casi imposible es que ni le gusta el verde ni tampoco el frío. Se va necesitando. Nada mejor para los calurosos días de verano, ¿verdad? Pues esto de las ensaladas ha evolucionado tanto en los últimos años que ya hasta cuesta encontrarlas con vegetales. No es broma.
Hay perforaciones petrolíferas que tardan menos en sacar el crudo de lo que se tarda en encontrar un trozo de lechuga en una ensalada Cesar. Eso con suerte y si se consigue diferenciarla de la rúcula, kale, iceberg, col rizada, roble, achicoria, endivias, espinacas, berros, … ¡Hasta cuesta encontrar ya una lechuga romana de la toda la vida! Mucha variedad, poca cantidad. Así que, en casa de Leo Harlem estarán tan contentos. Ya se sabe que allí, de lo que come el grillo poquillo.
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Tiempo de vinos y ensaladas
Pues eso, ¿dónde han quedado los sencillos tomates aliñados con un poquito de cebolla o la ensalada mixta de las de siempre? Bueno, tenía un poco más de creatividad con el huevo duro y el atún en conserva, pero ahí acaba todo. Ahora lo que se lleva es la ensalada Cesar, la Waldorf, la Niçoise, la Kartoffelsalat, la Caprese, …
No hay país en el mundo que no tenga su ensalada. De verdad que no, pero en ellas cabe casi de todo. Desde pollo empanado y trocitos de beicon crujiente, hasta saborosos arenques. Combinaciones de lo más explosivo que olvidan en muchas ocasiones el carácter vegetal del plato. Sea como sea, hay tantas para elegir y aún más las posibilidades de creación, que es más difícil elegir la ensalada y los ingredientes que el vino con el que maridarla. Lo mejor no darle muchas vueltas, fresquito, sabroso y lleno de aromas.
Ensalada Cesar y maceración carbónica de Rioja
Al Cesar lo que es del Cesar, y esta ensalada ha alcanzado más popularidad que el Imperio Romano en el siglo I. Mucha más. La clave, el aliño. Anchoas, mostaza de Dijon, ajo, aceite de oliva, salsa Worcestershire, zumo de limón, vinagre y yema de huevo. Muy Mediterránea para haberse preparado por primera vez en Tijuana.
Eso sí, luego se añade sobre la lechuga, por cierto, también romana, y se incorporan dados de pan recién tostados y unas lascas de parmesano. Deliciosa, y sin rastro de pollo empanado, trocitos de beicon, gambas o huevo duro. Demasiados ingredientes para una ensalada que nació de la imaginación y la cocina de aprovechamiento. Pues para maridarla, también algo tan sencillo y natural como la maceración carbónica de Rioja.