Lo de la pasta es más complicado de lo que parece, aunque sea una de las preparaciones más socorridas y fáciles de elaborar. Además, lo es en todos los sentidos empezando por sus orígenes. El plato más reconocible e internacional de la gastronomía italiana, en realidad, se prepara desde hace miles de años y a miles de kilómetros de distancia. ¡En China! Y que no lo escuche nadie en Italia porque se puede montar una buena…
Sin embargo, su complicación va más allá… Sobre todo, por la enorme variedad que existe. No es solo cuestión de nombres porque más allá de formas y tamaños se pueden clasificar por su composición. Así, hoy en cualquier supermercado se pueden encontrar pastas de trigo duro, frescas, integrales, al huevo, de arroz, sin gluten, rellenas y hasta de colores que contienen algunos componentes vegetales como zanahoria.
Viognier en estado puro, fruta auténtica.
Es ecológico y lo elaboramos sólo con Viognier. Variedad considerada la REINA DE LAS BLANCAS, de difícil viticultura pero excepcionales resultados.
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A partir de aquí ya empieza lo bueno y la lista es interminable… Espaguetis, Fettuccine, Penne, Ravioli, Tortellini, Rotini, Farfalle, Orzo, Pappardelle, Linguini, Cannelloni, Lasagna… Y estas son solo las más habituales, entre las que, por cierto, no figuran las de la sopa de letras o las de dinosaurios, muy populares entre los más pequeños, pero… ¿Quién ha oído hablar de Casarecce o Trofie?
Hay otras grandes desconocidas como Cavatappi, Garganelli, Orechiette, Lumache o Fregula… Todas igual de irresistibles y lo mejor de todo es que para simplificar a su vez se pueden agrupar en cuatro tipos. Más sencillo, aunque en realidad, como con los vinos no todas las pastas son iguales porque el primer maridaje con estos platos es con las salsas. Sin ir más lejos las cortas son las que dan más juego. Un vino para cada tipo de pasta.
El vino de Monteabellón que marca tendencia.
Destacan por su tanino pulido y elegancia y este vino cumple con creces con estos adjetivos, por que de las uvas de tempranillo de la bodega se produce un vino majestuoso y sublime.
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Salsas y vinos para cada tipo de pasta más habituales
Ideales para combinarlas con salsas que tengan más volumen, más densas, menos ligeras. Por ejemplo, salsa arrabiata o boloñesa. Mientras las pastas largas las prefieren más líquidas y fluidas como la de tomate o las frutti di mare con su toque picante.
Por otro lado, en las rellenas cabe dentro casi de todo. Carnes, ricotta, requesón, setas y todo tipo de verduras. Eso sí, en este caso la salsa que la acompañe debe ser poco abundante para darle todo el protagonismo al resto de ingredientes.
Para terminar, hay otras pastas que, en realidad, son utilizadas para preparar otro tipo de platos como lasañas, sopas y otros platos. Así todo encaja a la perfección. Exactamente igual que con el vino. Cuatro tipos básicos e infinitas posibilidades de maridaje. Eso sí, cada uno tiene sus propios gustos personales.
Garnacha como para quedarse sin habla
Perfecta combinación entre la pasión de la Garnacha, variedad por excelencia de Méntrida, Syrah, pero también entre la fruta y la madera de roble francés y americano en la que crianza durante 6 meses. Irrepetible y como para quedarse sin habla.
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Diferenciar y maridar vinos para cada tipo de pasta más habituales
Parece sencillo, pero no lo es tanto. Evidente, todo el mundo sabe que los espaguetis son, probablemente uno de los tipos de pasta más conocidos, largos, delgados, con forma de cilindro y suelen servir con una variedad de salsas ligeras. Pero no tanto con qué vino tomarlo. De forma general se podría decir que blancos, pero la variedad ya depende de los ingredientes. El tema se complica a la hora de diferenciar un macarrón de un penne porque no son lo mismo ni mucho menos. La lista podría seguir así:
- Fettuccine con cintas planas y, más bien anchas, ideales para salsas cremosas como la original y única salsa Alfredo a base de mantequilla y queso parmesano. Casi la única diferencia con las tagliatelle es que estos son un poco más estrechos.
- Luego ya vienen los linguine, similares a los anteriores, pero más planos en lugar de cilíndricos o pappardelle con forma de cintas anchas, ideales para salsas sustanciosas.
- Mientras los raviolis son pastas rellenas con forma de pequeños paquetes cuadrados o circulare, los tortellini suelen tener forma de anillo. Más pasta y menos complemento.
- Los farfalle tienen forma de mariposa, de pajarita o más bien de lazo con los extremos ondulados y los rotini son lo que comúnmente se llaman espirales perfectas para retener cualquier salsa cremosa e incluso el aceite para las ensaladas.
- Por último, entre las más habituales se encuentran los más excepcionales. Todo un espectáculo para los sentidos reservado a los días importantes como son los Cannelloni y la Lasagna. Más pasta y al horno. Simplemente deliciosos. Recuerdos de abuela.
Un vino con mucha clase y caracterizados por su color rojo rubí de capa media. El paso en boca es suave y elegante con sabores a cereza madura. Criado en barrica durante 9 meses. Medalla de oro. Challenge International du Vin
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Vinos con mucha pasta. Maridajes al dente
Por cierto, sea del tipo que sea, el truco para que siempre quede perfecta y al dente, es cocerla con un litro de agua por cada 100 gramos de pasta y no añadir nada más que sal. Eso y echarle un chorrito de aceite o un poco de mantequilla se debe evitar a toda costa. Sin embargo, lo fundamental es retirarla del fuego un minuto antes del tiempo recordado por el fabricante y, sobre todo, posteriormente no lavarla ni enfriarla con agua. Fundamental para que se adhieran las salsas y conseguir un auténtico plato italiano. La salsa, la que uno quiera atendiendo a estas recomendaciones y lo mismo sucede con los vinos.
Merlot que no es un juego de niños
Merlot, vivo, elegante y aterciopelado, y elaborado desde la experiencia y la seriedad de quien desde pequeño ha corrido entre las viñas descubriendo todos sus matices.
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Cada uno el que más le guste, aunque hay algunas recomendaciones básicas. Los más habituales son los blancos, pero también pueden ser tintos, rosados y hasta espumosos. Así, para la bolognesa iría bien un Chianti italiano; para el pesto un Sauvignon blanc o para una pasta Alfredo un Viognier. Hay más opciones… Con pescados y mariscos nada mejor que un Albariño y para salsas con setas, un tinto suave de Pinot Noir o con tomate fresco un Merlot. Así que ya solo hay que elegir la forma de la pasta y la salsa porque de los vinos ya se encarga CataTú. Siempre al mejor precio y directos de bodegas para que los puedas disfrutar en casa.