Vinos para tartas saladas. No todas las tartas tienen por qué ser dulces. Hay vida más allá de la crema pastelera, de las confituras y del chocolate. Mucha más… De hecho, probablemente sean más antiguas las saladas. Eso sí, a lo largo del tiempo han ido evolucionado, aunque siempre han mantenido la tradición. Y es que si uno se para a pensarlo hasta la tortilla de patatas por su ingredientes y forma de elaboración podrían ser considerados como tarta o pastel. Pero no se trata de eso porque, en realidad, algunas son más famosas que las dulces, apetecibles y sabrosas. El número y variedad de ingredientes que se pueden emplear se multiplican y también las sensaciones al maridarlas con vino. Cada región del mundo tiene su propia versión. Las más famosas son la quiche en Francia mientras que en Italia, la focaccia es la más popular. ¡Grandes clásicos que no pueden faltar en la mesa!
Merlot extremeño de tradición familiar
Complejo, elegante, sabroso, suave y muy equilibrado en el que destacan los aromas a ciruela, café, chocolate y confituras de frutas. Merlot como nunca antes se había bebido, intenso y aterciopelado.
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Maridajes Sorpresa: vinos para tartas saladas
Sin embargo, hay otros grandes desconocidos de la gastronomía que deben ser descubiertos. Sobre todo, los de carne como el Gulash egipcio que nada tiene que ver con los guisos de húngaros o el meatloaf de Estados Unidos. No hay celebración familiar en la que no haya y razones no le faltan. Mezcla de ternera, cerdo y a veces cordero; pan rallado o migas; huevos, el ingrediente esencial de todas las tartas saladas; cebolla, zanahorias, ajo y especias; ketchup o salsa barbacoa; leche o caldo para que no quede seca; y al horno. Sencillo y efectivo como también lo son el Tourtière de Canadá, el Cottage Pie de Reino Unido, Kulebyaka de Rusia o el Pâté Lorrain de Francia. Todos irresistibles y más con un Cabernet Sauvignon o Merlot. Sin embargo, para empezar con los maridajes, lo mejor es empezar con los más populares.
Reserva Superior de Navarra. Cabernet Sauvignon, vino con personalidad, potencia y equilibrio.
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Los mejores vinos para tartas saladas
Quiche Lorraine y Sauvignon blanc
¡Una de las tartas saladas más icónicas de Francia y del mundo! Directamente desde la región de Lorena a todo el planeta. Es empezar a hablar de la quiche Lorraine y a todo el mundo se le hace la boca agua pensando en la perfecta combinación de masa quebrada, aunque la receta original se hacía con pan, y la nata y huevos. No tiene mucho misterio, pero la clave está en mezclar dos partes de la primera por una del segundo para que quede más esponjosa y suave… Luego todo el sabor lo dará la panceta, pero lo que los grandes chefs franceses no suelen recomendar es que se ponga queso.
Eso es una cosa moderna para intensificar el sabor, pero si se decide añadir lo mejor es que sea tipo Emmental o Gruyere. Contraste ideal entre un relleno ligero sobre una base crujiente y firme. Sencillez y versatilidad. Por eso luego hay muchas más versiones, la Lorraine es la más famosa, pero no la única. También son muy apreciadas la quiche alsacienne, que lleva cebolla; la quiche aux épinards, con espinacas y la quiche au saumon en la que también está claro su ingrediente principal. Eso sí, lo que rara vez cambia es el vino con el que disfrutarla. Sauvignon Blanc es ideal, ya que su acidez contrarresta la cremosidad del relleno.
Sauvignon Blanc como para vivir en las nubes
Refrescante, de aromas finos e intensos de frutas tropicales y toques florales, y muy agradable. Exquisito, como para estar en las nubes.
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7.90€
Tarta tatin de tomates y Champagne ó Cava
La versión salada de una de las tartas de manzana más famosas del mundo. ¡También de Francia, pero hecha en todo el planeta! Lo que muy pocos saben es que su origen se encuentra en un error gastronómico. Se olvidaron de poner la masa a la hora de hacer y el resto ya es historia. La buena noticia es que no solo se puede hacer con frutas sino también con infinidad de variantes como la de cebolla o calabacines, aunque la que está más de moda es la de tomates. Sí, también son fruta, pero diferentes. Además, se pueden utilizar cherry, secos…
y los matices que aportan son bien diferentes. Sencillo, primero se caramelizan con hierbas aromáticas, sal, pimienta, masa quebrada y lo más complicado siempre es darle la vuelta. Lo más tradicional es servirla acompañada de una nube de crème fraîche que con su frescura contrasta con el dulce calor del caramelo. Más fácil todavía es el maridaje. Ideal disfrutarla con un vino blanco como un Sauternes o un Cava o Champagne Brut Nature, que equilibran la dulzura y aportan una burbujeante frescura. Sin duda, un final perfecto para cualquier comida.
El cava de Garnacha de naturaleza salvaje
Elaborado por el método tradicional con segunda fermentación en botella donde permanecen al menos 30 meses. Seco, limpio, con cuerpo, repleto de matices.
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20.25€
Pastel de cabracho y Albariño
No, en esencia no es una tarta, pero no podía faltar en la lista. Presente en la cocina tradicional de Cantabria o Asturias desde hace mucho tiempo y no fue hasta los años 70 cuando se popularizó. El motivo es que Juan Mari Arzak decidió meterlo en su carta y méritos no le faltan. Sin embargo, el proceso para elaborarlo no es sencillo. Sobre todo, porque el cabracho no es un pescado fácil de limpiar. ¡Cuidado con sus espinas! Todo el esfuerzo merece la pena cuando se mezcla con el resto de los ingredientes al baño María: nata, huevos, y a veces, pimientos o tomate. El resultado es una textura cremosa que recuerda más a un flan, con una base de sabor a mar que se potencia con cada bocado.
Tradicionalmente se sirve frío, acompañado de una ligera mayonesa o salsa rosa, que le añade un toque fresco y ácido, haciendo que sea el entrante perfecto en cualquier ocasión. El problema es que es difícil de encontrar en muchas pescaderías y que no está disponible durante todo el año. Por eso, en ocasiones se hace con otros pescados de roca o incluso con rape, merluza o salmonetes. No es lo mismo, pero también merece la pena. Y por si todo esto fuera poco, maridado con un buen vino blanco como un Albariño o un Txakoli, su sabor alcanza otro nivel, creando una experiencia gastronómica única.
Albariño de espíritu Atlántico
Fresco, brillante y equilibrado, Viñamar debe parte de su personalidad a las pronunciadas laderas en las que se asientan sus viñedos y a la proximidad del Mar Cantábrico.
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12.50€
Otros maridajes para otras muchas tartas saladas
Y todavía hay muchas más tarta saladas y vinos con las que disfrutarlas. Casi se podría decir que en cada región de España hay una y no es ninguna exageración. Y eso sin llegar a hablar de las empanadas. Por ejemplo, en Mallorca gusta mucho la coca de Trampó. Pimientos, tomate, cebolla y, a veces, aceitunas, sobre una masa crujiente. Se parece a la coca de Recapte, pero la diferencia es que las verduras no se asan previamente. En lo que coinciden es en el maridaje. Una Garnacha cuyo dulzor contraste con el amargor de los vegetales. También gusta y mucho la tarta de espinacas y piñones o la de jamón y queso, la buena noticia es que todas tienen su vino y todos se pueden encontrar en CataTú siempre al mejor precio y directo de bodega para que se puedan disfrutar en cualquier momento y lugar. ¡Descúbrelos!