Cuando se dice la palabra “rancio” suele tener connotaciones negativas, y es que un vino que enrancia era un vino que se echaba a perder, normalmente vinos tranquilos de poca graduación alcohólica por el efecto sin control que tenía sobre ellos la oxidación.
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Vinos rancios en perfectas condiciones
Pero lo cierto es que en España se realizan vinos rancios de gran calidad, y que están en perfectas condiciones. El vino rancio es el vino que ha sufrido los efectos de una crianza oxidativa, muchas veces forzada por el enólogo a luz, cambios de temperatura y estancia en barrica para conseguir vinos únicos y muy valorados.
Graduación de los vinos rancios
Estos vinos, por regla general, tienen una graduación alcohólica alta, que se consigue de forma natural, como en el caso de los vinos naturalmente dulces, o por la adicción de alcohol vínico para alcanzar la graduación necesaria para superar dicha crianza oxidativa que normalmente debe ser de unos 18 grados como mínimo.
Aromas de los vinos rancios
Estos vinos rancios se caracterizan por aromas a frutos secos, acetonas (laca de uñas) maderas y toques amargos.
Un ejemplo de crianza oxidativa casi perfecta o decir vino rancio rancio perfecto, serían los vinos de garnacha de la bodega La Calandria. Siendo su vino rancio Niño Perdido el vino revelación del año 2018-2019.